Educación revolucionaria
La raíz etimológica de la palabra revolución viene de la palabra latina “revolutum”, que significa “dar vueltas”. La revolución es un cambio o transformación radical del estado actual y se puede producir simultáneamente en distintos ámbitos de la vida social, económica y cultural.
Los cambios revolucionarios tienen consecuencias trascendentales y suelen sacudir las prácticas cotidianas, ya que se trata de una ruptura del orden establecido. Las revoluciones nacen como consecuencia de procesos históricos y de construcciones colectivas. La educación que le “dará la vuelta”, que revolucionará Puerto Rico se llama Plan Decenal de Educación, proyecto concebido por la propia ciudadanía. ¿Por qué? Porque pretende sacar la política partidista, la burocracia y la fragmentación del sistema educativo para convertirlo en un sistema centrado, de largo plazo, pertinente y democrático. No se puede hablar de educación revolucionara si no transforma las condiciones desde donde se han estado gestando y pensando la educación del país. Esa transformación de las condiciones es lo que procura el Plan Decenal de Educación.
Como sus actores el Plan Decenal de Educación pretende incluir en su diseño a todos los componentes de la sociedad. No será un plan realizado sólo por un grupo. Nunca en nuestra historia nos habíamos propuesto diseñar un plan con participación de toda la comunidad educativa, que incluya a todo el magisterio, a los no docentes, a padres, madres, niños y jóvenes de cada escuela y su comunidad circundante. También pretende que participen los comerciantes, los colegios y asociaciones profesionales, las organizaciones sindicales, el gobierno municipal y estatal, la academia, las organizaciones sin fines de lucro, las cooperativas y el sector empresarial en general. Será un plan creado por el País, para el País y que recoja sus mayores aspiraciones, el contexto de sus necesidades sentidas, el perfil del ciudadano que Puerto Rico requiere para salir de sus problemas económicos y sociales. Éste no será un plan o una reforma más: será el inicio de un diálogo transversal, de intercambio de saberes para transformar las prácticas.
Como parte de su proceso, el Plan Decenal de Educación garantizará la participación de la ciudadanía proveyendo diferentes metodologías para recoger las propuestas que necesiten incorporarse para transformar el currículo, la administración y las prácticas de cada comunidad educativa. Se trabajarán consultas en línea, foros, mesas de diálogo deliberativo, investigaciones en la base de cada escuela y comunidad, discusión de lecturas, de proyectos exitosos dentro y fuera de Puerto Rico, en asambleas municipales, regionales y nacionales para ir logrando acuerdos.
Estas deliberaciones serán diseñadas en modalidades que sean accesibles a niños, jóvenes, líderes comunitarios, maestros y toda la población. Es importante que la ciudadanía se sienta identificada y comprometida con el resultado final de este ejercicio de participación plena, para que asuma responsabilidad por su ejecución exitosa.
En términos de tiempo, durante catorce meses seguidos se logrará un movimiento social sin precedente en nuestra historia. A lo largo y ancho de nuestro archipiélago, se recogerán decenas, cientos de propuestas que van a ser documentadas y sistematizadas por una comisión transectorial para irlas montando en un plan a diez años que busca despartidizar al Sistema de Educación, para darle la oportunidad de contar con un proyecto pertinente y centrado en atender las necesidades de cada comunidad escolar, de las comunidades a las que sirve, del País a que se aspira desarrollar en equidad y prosperidad.
Dentro de sus resultados esperados, se establecerá un política pública de planes decenales, multipartita, supervisada por una comisión transectorial representada por todos los sectores del País, que dará las garantías de continuidad, auditoría ciudadana y medición de resultados a corto, mediano y largo plazo.
Contaremos con un plan a 10 años que incluya contenidos, procesos, prioridades que siempre se han planteado, pero que nunca han podido implantarse. Un proyecto, producto de un proceso democrático, pertinente y retante para toda la sociedad. Esta propuesta ha sido implantada en otros países con mucho éxito. Estamos en el mejor momento de iniciarlo. Vamos a sumarnos e iniciemos el diálogo.
Por: María de Lourdes Lara Hernández
Publicado en: El Nuevo Día el 3 de mayo de 2013
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