Salubrismo para vencer la adicción
Los esfuerzos gigantes que tiene que emprender Puerto Rico contra la adicción no pueden ser parte de una “guerra” contra las drogas, sino de una ofensiva humanista y solidaria que atienda como un asunto de salud pública el fenómeno de la drogodependencia que afecta a miles de nuestros jóvenes y adultos.
Voces autorizadas coinciden en que la adicción no es un problema policíaco. Por lo tanto, “no queremos más política de mano dura, queremos que se trabaje la adicción desde la prevención”, sostuvo Myra Rivera, presidenta de la Alianza Laura Aponte Para la Paz Social (ALAPAS) y representante de la Mesa de Trabajo de Seguridad, grupo de ciudadanos y representantes de diversos sectores que han dialogado durante más de un año en la búsqueda de alternativas que ayuden a lograr un país más seguro.
La Mesa de Trabajo de Seguridad y el Grupo de Interés de Prevención de Violencia y Criminalidad (GIPVC) de la Asociación de Psicología de Puerto Rico están de acuerdo en que es necesario un enfoque salubrista y que la “mano dura” es incompatible con la solución al problema de la adicción.
“Es vital que se acojan estrategias con enfoque preventivo y no de criminalización, ni punitivo, como hasta el momento”, indicó el Grupo, que investiga y genera recomendaciones de política pública para la prevención de violencia y criminalidad. También, plantean que el problema de la adicción ha sido tratado desde un modelo punitivo y judicial, en el que se ve al adicto como un criminal y no como un enfermo.
Los miembros del GIPVC señalan que el problema de la adicción es multidimensional, porque surge de otros males como la pobreza, el desempleo y la deserción escolar. Myra Rivera coincide con este planteamiento. “La drogadicción no es el problema en sí, sino la manifestación de un problema social, económico y de violencia en el País”.
La Mesa de Trabajo ha elaborado una Estrategia Nacional de Seguridad Pública Solidaria para Puerto Rico, en la que se abordan los problemas sociales de manera integral, desde siete ejes, entre los cuales figuran la prevención, la generación de información, la rehabilitación y el manejo de la inequidad social y económica.
“La adicción es un problema complejo, que debe atenderse desde distintos ángulos, por lo que la propuesta tiene un enfoque salubrista, preventivo y de respeto a los derechos humanos”, sostuvo Rivera, para agregar que la estrategia es un paso adelante para el País.
“Si por 30 años has hecho lo mismo y no te dio resultado, ¿cuántos años más necesitas para darte cuenta de que tiene que haber un cambio? ¿Cuántas generaciones más vamos a perder antes de tomar acción y hacer algo diferente?”, enfatizó.
Por su parte el Grupo de Prevención de Violencia hace un llamado a que los ciudadanos aportemos a promover una cultura de paz, a través de la empatía: “En la medida en que seamos compasivos y tratemos a las personas con amor e interés genuino y con el deseo de ayudar a mejorar sus vidas, en esa medida vamos a tener menos seres humanos sufriendo y tratando de escapar de sus realidades a través del uso de drogas”.
Ambas entidades indican también que para lograr una cultura de paz es necesario practicar la aceptación, la equidad de género, el perdón, el respeto, la igualdad social, el acceso a recursos, la justicia y la solidaridad. Proponen finalmente que la ciudadanía se informe, se exprese y tome acción para promover políticas públicas con enfoque preventivo y salubrista.
Por: Atabey Torres Lorenzo
Publicado en El Nuevo Día el 8 de agosto de 2013