Una lucha por transformar el País
“Mi nombre es Gilianie García y estoy aquí porque soy estudiante de una de las escuelas públicas de Puerto Rico. Vivimos día a día las consecuencias de una toma de decisiones en el aspecto educativo que nos afectan de una manera adversa”, expresó la estudiante de duodécimo grado de la escuela Gilberto Concepción de Gracia ante la Comisión de Educación de la Cámara de Representantes de Puerto Rico, que actualmente celebra vistas públicas del proyecto 1032.
García figura entre los representantes de todos los sectores del País que han decidido asumir un papel activo en los procesos democráticos para aunar esfuerzos a favor de desarrollar un plan a largo plazo que descentralice, desburocratice y despartidice el sistema de educación pública de Puerto Rico.
Este proyecto de ley aspira a establecer las líneas y los principios rectores que orienten la educación del País, garantizar un sistema cuyos recursos lleguen a las escuelas y donde el estudiante pueda desarrollar sus habilidades al máximo y aportar al desarrollo social.
Así declaró María Jaunarena, portavoz de la mesa de trabajo de ciudadanos y organizaciones que desarrollaron esta histórica iniciativa: “Asegurar que la educación pública en Puerto Rico sea una de calidad no es responsabilidad exclusiva del gobierno ni del Departamento de Educación. Las instituciones gubernamentales son organismos de un pueblo que piensa y sueña. Como pueblo nos ha llegado el momento de poner la acción en la palabra y levantar nuestra voz, para darle a Puerto Rico el sistema de educación pública que necesita y se merece para potenciar el desarrollo humano integral de nuestra gente”.
Para Waleska Rivera, presidenta de la Asociación de Industriales de Puerto Rico y quien apoya el Plan Decenal de Educación, los beneficios de la educación son de una magnitud incalculable para el futuro del País y como sociedad. Por ello debe ser prioridad en las decisiones organizativas, presupuestarias y no estar sujeto a vaivenes políticos.
“Cada día que pasa nuestro nivel de competitividad es adversamente afectado en el plano local y global por la falta de un currículo dinámico y proactivo, por la falta de una infraestructura de clase mundial que promueva la innovación y el desarrollo. Confiamos en que todos los sectores de la sociedad se sientan parte de este proceso y las experiencias de todos los puertorriqueños sean incluidas con voluntad y acción”.
La participación, la inclusión de todos los actores sociales en influir en el desarrollo de la sociedad y sus sistemas, constituye un eje central, no sólo para la transformación de la educación, sino para el fortalecimiento de la democracia.
La capacidad de los ciudadanos de involucrarse, intervenir y ser parte de los procesos de planificación, gestión y uso de los recursos es un indicador de la madurez política. Es un reto. Por tal razón, la mesa de trabajo invita a la ciudadanía en pleno a participar de las vistas públicas y consultas regionales que se continuarán desarrollando durante las próximas semanas. “La educación es el fundamento del desarrollo de cualquier pueblo y es por eso que hacemos un llamado a las comunidades escolares, los medios de comunicación, el sector privado, el sector sin fines de lucro, la academia, el sector cooperativista, los sindicatos, la diáspora puertorriqueña y el gobierno que comencemos a construir una educación de calidad”, concluyó Jaunarena.
Por: Neyra Toledo Osorio
Publicado en El Nuevo Día el 29 de agosto de 2013